Más Belleza Espiritual

¡Hola otra semana más!

Hoy os traigo un resumen de muchas cositas que he escuchado en el programa «Secretos de Belleza y algo más…». No sabía por dónde empezar pero, puesto que somos de la Orden del Agua Hexagonal Cuántica y del Limón Alcalino, ¿qué os parece comenzar con la «necesaria alcalinización de nuestra sangre«.

Este Beauty Tip corresponde al programa nº11. Aquí nuestra amiga nos dice que «en el pH de la sangre está la madre del Cordero» y que «los fritos, las harinas y el azúcar nos hacen la sangre ácida». Y ¿qué pasa? Pues para ella, una sangre ácida les gusta a las bacterias, los virus y los hongos; es decir, que nuestra acidificada sangre llama a las enfermedades.

¿Cómo saber si tienes la sangre ácida? Si intentas hacer dieta y no adelgazas.

A continuación pasa a sugerirnos unos alimentos que nos subirán el pH de nuestra sangre: las zanahorias, las judías verdes, el melón, todas las verduras en general,…, y el limón. El limón tiene un sabor ácido en boca (como si estuviéramos de cata) pero se transforma en un alcalinizante y es mejor tomarlo en ayunas. Igual que el bicarbonato, también en ayunas.

(Acompañamos el texto con la prueba gráfica de nuestra reunión con Limoncete Alcalino, un alias, el presidente de la Asociación «No al limón alcalino». Aseguran estar hartos de que no se les considere ácidos como a otros cítricos «lo de ácidos sólo en boca nos molesta mucho, llevamos generaciones causando dolor en casos de gastritis y viendo como los humanos nos intentan saturar con azúcar cuando pasamos a limonada».)

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Sin encomendarse a ningún Santo, nos asegura que «la osteoporosis se debe a la acidez de la sangre, la cual busca la basicidad de los huesos». Y pasa a recomendarnos comprobar el pH de la sangre tres veces al día; eso sí, mediante lo que te salga en las tiras reactivas al contactar con la orina. Vamos, lo más normal del mundo porque «por la orina salen los ácidos que le sobran a la sangre» y nos recomienda que nos mantengamos en un 7’3 de pH, «hay que ir hacia el verde. ¡Alcalinízate para tener una buena salud!

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Belleza espiritual

No lo pretendía pero el domingo acabé viendo el entretenido canal Decasa. Como sé que los Borreguitos no estarán por la labor, voy a ser yo, la Borreguita, quien cuente lo que me hizo abrir los ojos como platos.

Me encontré con un programa que se llama «Secretos de belleza y algo más…». Comenzamos con una recomendación de la chica de comprar cosmética en farmacias porque las farmacéuticas pueden meter mucho más principio activo a la crema (ya sea animal, vegetal o de dónde sea) y se puso a explicar que Retinol viene de retina y se llama así porque ayudaba a la visión y por eso viene bien para dar luz a la cara (¡ejem!), que el hialurónico era un auténtico captador de agua y por eso mantenía el efecto humectante de la crema.

Que además, contenían aditivos que eran ácidos presentes en las manzanas o en los aguacates. Que el colágeno iba bien porque son los ladrillos de las células y que si contiene liposomas mucho mejor, porque son los conductores de que la crema llegue más profunda. Ah! y que son importantísimas las vitaminas de todo tipo, los carotenos y no sé qué cosas más.

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Después de todo esto dice, más o menos, «no importa si os echáis cremas, os hacéis una mascarilla de aguacate u os infláis de fruta porque las vitaminas y todo lo necesario para tener una buena piel está ahí». Vamos, que si quieres acabar con la frutería eso que te ahorras en la farmacia.

Decidí seguir un poco más, pues vi que mezclaba procesos de belleza basados en avances en un capítulo anterior y le di el beneficio de la duda.

Cuál es mi sorpresa cuando contacta con una nutricionista que le va a hacer una infusión curativa. Una infusión que va a normalizar y cuidar sus intestinos porque «si nuestros intestinos no están bien se refleja en nuestro ánimo y nuestra belleza». Así que cogen kuzu «una raíz que está muy profunda y así recoge todos los nutrientes necesarios» y la disuelve en «zumo de manzana ecológica sin ningún azúcar, lo más biológico posible». Se pone al fuego, hasta que se espesa y después se endulza con melaza de arroz.

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